La suerte de la fea - Universidad de Morelia
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La suerte de la fea

Trinidad Benítez

 

La cita era a las 8:30 en el foro La Bodega que está ubicado por San Juan, entrada libre,  la  obra era presentada por el grupo Compañía libre Sor Juana. S.C.L.  El cual procede de Tacámbaro, Michoacán. Puesta en escena dirigida a adolescentes y adultos con la autoría del dramaturgo Alejandro Licona.

La obra nos relatas las vivencias de una joven, Linda, quién creía que moriría en un mes a causa de una maldición de una espiritista, Chandu, y por ser la más fea. Abrumada por la predicción de la médium empieza a escuchar e imaginar cosas, tales como que su espejo le habla o que la báscula se queja de su gordura.

Ella lucha todo un mes con la idea de que es fea, pues no se considera así. Siempre supo que no era bonita pero fea lo que se dice fea tampoco. Hasta que su espejo le dice que esta horrible y se burla de ella, la báscula le grita: ¡ORA ORA NO CHINGUEN, SUBANSE DE UNA EN UNA NO DE A MONTÓN! Y esta frase casi la vuelve loca.

Aunque está en contra de las reconstrucciones plásticas, decide ir a ver un cirujano más que para operarse, lo hace para subir su autoestima, está convencida de que el doctor le dirá que no le hace falta nada, que no se opere, pero el médico parece espantarse de la fealdad de Linda y le recomienda operarse todo. Ella se va del consultorio muy indignada pues el cirujano hasta sus pechos le critica.

Decepcionada de la vida opta por hacer ejercicio para bajar de peso, pero para su mala suerte cuando corría  por su colonia, una manada de perros la persigue creyendo que ella es una hamburguesa con patas. A raíz de esto olvida hacer ejercicio y decide ir de compras para reforzar su autoestima.

Linda va a un centro comercial y se da cuenta de que allí se siente tranquila y muy bonita, hasta que una vendedora de cosméticos le arruina el momento ofreciéndole una crema para enderezar su nariz y otra para desvanecer arrugas faciales. Linda provocada por la vendedora sufre un ataque de coraje y sale corriendo hacia su casa.

El mes de la profecía de madame Chandu está por cumplirse y Linda se resigna a morir, su amiga Ruth brinda con ella para despedirse y llama a un padre para confesarla y darle la ultima bendición. Ruth le pide a Linda que le salude a Pancho Villa y a todos los famosos que ya están en el más allá.

La hora indicada llega y Linda cae desparramada sobre un sillón, su amiga se espanta y huye despavorida inmediatamente del lugar. Cuando Linda se percata de que se encuentra sola, se levanta del sillón y aclara que jamás se murió, que lo único que acaba de fallecer es su autoestima pero que hubiese preferido morir a sentirse la más fea.

La obra tuvo un buen tema, estuvo bien orientado y se desarrollo de una manera muy entendible. Fue cómica y a la vez dejó una moraleja al público, los malos momentos fueron cuando la voz del espejo era tan bajita que prácticamente era inaudible y a los personajes de Ruth y de la vendedora del centro comercial, les faltó fuerza, volumen e intensión.

La mejor interpretación definitivamente fue la que interpretó a Linda, su personaje brilló y sobresalió no solo por ser el protagónico sino por el carisma de la joven. En conclusión la obra deja un buen sabor de boca y es muy recomendable.